miércoles, 22 de octubre de 2008

House 5x05 - "Lucky Thirteen"

Como dije hace unos dias, me dedicaré reviewear -pasar revista, vamos- a las series de televisión que veo actualmente, aunque irónicamente, y como la mayoría de la gente hoy en día, ni siquiera la veo en la televisión, y ni siquiera en mi idioma. Aunque hay que admitir que uno se acostumbra a la versión original hasta tal punto que ya no puede aguantar volver al doblaje y estar obligado a oír a un Locke-ñoño o a un Sawyer-de-pronuciación-perfecta (aunque, por otro lado, me da escalofríos pensar en él con voz sureña doblada). Por otro lado, hay personajes que estan indiscutiblemente bien doblados, como el de House.

Hablando de House, el y su serie son los que me traen esta semana aquí. También está Heroes, pero para poder hacer la crítica de un capítulo debería introducir la serie, y eso requeriría redactar un análisis exhaustivo de cada historia de cada personaje en cada temporada... así que mejor lo dejo para otro día o siglo, que me da mucha pereza. No pretendo introducir al Doctor Gregory House en sí (en pocas palabras es alguien más famoso que Jesús y en el caso de no conocerlo sufrirías la ira de Dios), pero sí que comentaré lo que ha ocurrido en temporadas pasadas.


Por lo tanto, comencemos... Previously on House: el doctor que da titulo a la serie llevaba tres temporadas martirizando a su equipo, dragándose, escapando de su jefa Cudy, buscando maneras de joder a su amiguísimo James "Watson" Wilson y otras cosas (nada fuera de lo normal: ser despedido, encarcelado, zurrado, despedido...) cuando se le acabó el chollo: su grupito formado por Chase, Cameron y Foreman (según sus palabras, el australiano rico, la tía buena y Negroleón Negraparte el robacoches, respectivamente) se desperdigó, aunque luego veríamos que iban a acabar todos en el mismo hospital que al principio. Pero no bajo el bastón de House, y por eso House necesita un equipo.

Así, el doctor comienza una cuarta temporada que se puede resumir en pocas palabras: elige a tropecientosmil candidatos para luego dejarlo en sólo tres filtrándolos a través de un juego de puntos y otras majaderías. El caso es que tras este colador dejamos atrás a personajes inmemorables como el viejete que ni siquiera era médico y la zorra implacable -sus palabras de nuevo, no las mias- que se murió como novia de Wilson, y bajo el mando del buen doctor quedan Kutner, Thirteen (se llama Hudley, creo, pero Trece la llaman todos por cuando aún eran tropecientosmil y estaban enumerados) y Taub. Personalmente, me parecen mucho menos interesantes que el australiano, el robacoches y la "decorado de despacho", pero supongo que Thirteen sí que tiene su miga, con eso de que no sabemos nada de ella. Y por cierto, Foreman se une de nuevo al grupo de House, pero... como supervisor de nuestro Dr. Mengele personal.

Y de este modo llegamos a la quinta temporada, con todos los anteriormente mencionados personajes rondando por ahí. Cudy sigue en su papel de jefa mandona, a Chase y Cameron -que están juntos- ya les vemos poco, al grupo lo vemos casi tanto como a House, y a Wilson... esto es más complicado: resulta que culpa a House -o mejor dicho, lo intenta- de la muerte de la zorra implacable, y por lo tanto ya no son amigos. Además, deja el trabajo y House paga a un investigador privado para seguirle la pista. Pero bueno, en el anterior capítulo al que toca hoy -murió el papá de nuestro doctor estrella, por cierto-, se reconcilian y todo vuelve a la normalidad. Sobre esta línea está el capitulo que hoy nos toca. Queda poco sitio -me he liado un poco con la introducción, diría yo- así que no toca una apertura espectacular para esta sección, supongo.


Primerísimo, e importante, las sospechas de House parecen ser fundadas: sexualmente, Thirteen tiene de hetero lo que yo de metro, y descubrimos esto cuando se trae a su parejita nocturna al hospital para que House le eche un vistazo, ya que le dio un patatús mientras las dos estaban al tema. Tema caliente. Así no me extrañaría doblara en audiencia a la series finale de Lost... bueno, no tanto. Tema caliente, de todos modos.

Thirteen está empeñada en acabar con el asunto de un plumazo, diciendo que se trata de drogas, supongo que para no ser investigada a fondo por House, que está con ganas de aprender incluso sus posturas favoritas a través de su novia de una noche (la cual, por cierto, tan desenfadada como es, responde sin inmutarse al cuestionario medicamente nada relevante de House, mientras la mujer número se pone roja como un tomate). El primer gran descubrimiento llega pronto, y es que el hecho de que la paciente en cuestión reconozca a House da que pensar a la doctora (no a Greg; supongo que se creerá demasiado omnipresente), y llega a la conclusión adecuada: la enfermita se acostó con ella para llegar a House. Ah, y a la paciente le da otro patatús.

Por otro lado, parece que House no tiene suficiente con investigar a su misteriosa doctora, y deduce del almuerzo de Wilson que éste tiene algo terrible que esconder, y por lo tanto llama de nuevo a su investigador privado (yo creo que ya lo es a tiempo completo, ¿no?) para que remueva un poco entre la mierda. Juntos espían a Wilson, y ven como una acompañante sospechosamente parecida a su difunta novia sube a... pues a eso, a hacerle compañia.

Nuestro inteligente doctor concuerda con Thirteen sobre el tema de las drogas, pero parece que lo hace más que nada para poder investigar en la casita de la mujer con el número de la mala suerte (he ahí la razón del irónico titulo del episodio, por cierto). Aunque parece que Foreman va para rememorar su juventud como robacoches y forzar la puerta del piso en cuestión, House ya había robado las llaves, por lo visto.


Éste se ocupa de investigar concienzudamente la cama -como no- mientras Formean se ocupa de lo demás, y de cierta manera que no viene mucho al caso llegan a la conclusión de que... ¡a la enfermita le ha mordido una araña! Sí, poco impresionante, lo sé, pero sólo ha pasado un cuarto de hora desde que ha comenzado el episodio. El caso es que pronto las cosas se ponen más interesantes, cuando estan las dos tías a punto de montarselo de nuevo y se desecha la teoría de la araña: la enfermita no siente la mano de la doctora en su cadera (¡tururí turí, ¿que hacía allí?!).

Mientras tanto, parece que Negraparte tiene ganas de investigar como parece que quiere hacer todo el mundo en este capítulo, así que se pasa de nuevo por la casa de la doctora y encuenta un diagnostico que dice que la enfermedad mortal que todos sabíamos que tenía Hudley... pues va a ser mortal antes de lo que todos pensaban. Muy bonito por parte de Foreman no contárselo a House, pero lo que en realidad quiere es decirle a Thirteen que no debe autodestruirse con drogas y sexo con desconocidos todas las noches por tal diagnóstico... y cuando ella le manda amablemente a la mierda, nuestro único afroamericano no se lo toma nada bien.

Por si no fuera poco, Cudy pilla a la drogadicta terminal metiendose morfina para tranquilizarse (digo yo). House, siempre con ese extraño sentido de la justicia, salva a la doctora de hacerse un test de drogas, pero justo después de eso la despide por joderla con la paciente (sin segundas) Por cierto, ¡hace tiempo que no hablamos de la paciente! Tiene un colapso pulmonar, y Thirteen, que aun anda por el hospital, la salva justo a tiempo.

Pero esto no es suficiente para que House piense que merece el trabajo, a pesar de que la siga utilizando para dar las malas noticas a la paciente: una biopsia del pulmón ha revelado que probablemente se trata de una enfermedad que marchitará los organos hasta que dejen de funcionar. Las lesbianas tienen una memorable conversación sobre lo que hay y no hay que hacer cuando uno está a punto de morir (recordad que Thirteen también está que se muere), pero el descubrimiento de que está sangrando les lleva a otra enfermedad (¡vaya, tercera hipótesis en un mismo episodio de House, qué novedad!).

De vuelta al tema de Wilson, el investigador privado mira su la basura a ver si encuentra algo, y enseña a House un montón de jeringas. Entonces House lo entiende: ¡Wilson se la ha estado jugando! Pero hacerle creer que era drogadicto ya era demasiado, aunque en opinión de Wilson también lo era que se hubiera enamorado de una prostituta. Aun así, House sigue creyendo que su amigo le está ocultando algo, así que le deja bien claro que no dejará de seguirle, a lo que Wilson responde: "Vale, pero a las ocho de mañana estáte ya fuera de mi casa". Sublime.

Y la revelación final... ¡la paciente no llora! ¿Que importa eso? No sé, pero que en los ojos de la paciente no haya lagrimas ni con cebolla y que Thirteen tenga los labios rasgados prueba que la paciente no se va a morir (los ejemplos no van en broma). Además, Thirteen recupera el trabajo... ¡Final feliz!

Espera, espera... esto no acaba aquí. Pocas veces vemos a House con cara de completo pasmado, y esta es una de ellas. Suena importante, ¿no? Lo que escondía Wilson era que estaba ayudando a Cudy a... ¡adoptar un niño! Vaya... dicho así suena a culebrón.

En general ha sido un buen capítulo, aunque no el mejor de la temporada (por otro lado, el anterior me encantó, sin duda, con el tema del viajecito en coche al funeral de papá House y la reconciliación con Wilson), y esperemos que el siguiente tenga un poco más de "acción al estilo House".

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